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Para hablar de la contractura cervical, antes conviene saber que las definiciones de los diccionarios contemplan el término contractura muscular como «contracción involuntaria duradera o permanente de uno o más grupos musculares que mantienen la parte respectiva en posición viciosa difícil o imposible de corregir pasivamente».
En ocasiones, además, la clasifican cómo:
- Fisiológica: trastorno temporal caracterizado por la contracción y el acortamiento muscular durante un período considerable de tiempo. Algunas de sus causas son las temperaturas extremas, el consumo de determinados fármacos y la acumulación local de ácido láctico.
- Hipertónica: contractura muscular mantenida que aparece en la parálisis espástica a consecuencia de una estimulación nerviosa continua y desaparece bajo anestesia o durante el sueño denominada también contractura funcional.
Lo cierto es que, si queremos hacer un análisis de lo que llamamos «contractura muscular», debemos estudiar al músculo en su entorno. No hemos de tomarlo como una unidad aislada, autónoma, sino como un elemento dependiente de la unidad neuromuscular formada por dos elementos:
- Una serie de neuronas nerviosas.
- Unos elementos mecanorreceptores instalados en el músculo, que controlarán su tono muscular.
Consideramos, por tanto, un término más adecuado el de hipertonía muscular, que hace referencia al aumento del tono del músculo.
¿Qué es el tono muscular?
El tono del músculo hace referencia a su grado de contracción en reposo. Este puede ser incrementado por diversos factores, pero, en cualquier caso, todos ellos implican una excitación del sistema nervioso que incrementa la actividad tónica muscular.
El tono muscular está controlado por el sistema nervioso autónomo, por lo tanto, es involuntario.
Un pequeño recordatorio del sistema nervioso
Recordemos que nuestro sistema nervioso está dividido en dos partes desde el punto de vista funcional:
- El sistema nervioso voluntario, que está al servicio de nuestras decisiones (yo agarro un objeto, yo camino, yo inspiro profundamente…).
- El sistema nervioso autónomo, que controla todas aquellas funciones que precisan de una coordinación automática, como pueden ser nuestra respiración, el latido cardiaco, las secreciones de nuestros jugos gástricos, las hormonales…
Para que puedas entender mejor las respuestas del sistema nervioso autónomo, escribiremos un artículo referente al sistema de alarma.
Aunque todo este sistema es mucho más complejo, intentaremos explicarlo de la forma más sencilla posible para que sea fácil de comprender.
¿Cuáles son las partes del sistema neuromuscular?
El sistema neuromuscular esta formado básicamente por cuatro partes. Se muestran en la imagen siguiente antes de pasar a explicarlas.
- Una fibra nerviosa aferente que circula desde el músculo hasta la médula espinal, es decir, hasta nuestro sistema nervioso central. Esta fibra se va a encargar de transmitir las informaciones que genere el músculo hasta nuestro sistema nervioso.
- Una fibra nerviosa eferente que circula desde la médula espinal hasta el músculo. Esta fibra se va a encargar de transmitir las informaciones que nuestro sistema nervioso envía hacia el músculo.
- Unos receptores intramusculares de estiramiento que informarán en todo momento a nuestro sistema nervioso sobre la situación en la que se encuentra el músculo. Es decir, su función es que el sistema nervioso sepa si el músculo está contraído o si está estirado.
- Existe otro sistema complementario al que llamamos los órganos tendinosos de Golgi. Estos se hallan dentro del tendón e informan de la tensión soportada por la unidad musculotendinosa. Estos órganos tendinosos de Golgi interactúan con los husos neuromusculares tomando decisiones conjuntas, necesarias para las funciones de nuestro aparato locomotor.
¿Sistema nervioso voluntario o sistema nervioso autónomo?
Como resumen para saber cuál de los sistemas es el que actúa, podríamos decir que:
- Si actúa el sistema nervioso voluntario, somos nosotros quienes mandamos un impulso nervioso. Este, en realidad, se trata de una descarga eléctrica a través de la fibra eferente, es decir, la que va desde nuestra médula hasta el músculo para que se contraiga. En una analogía con un sistema eléctrico, es como cuando nosotros pulsamos la llave de la luz y la corriente eléctrica pasa por el cable hasta iluminar la bombilla.
- Por el contrario, cuando es nuestro sistema nervioso autónomo el que actúa, la respuesta muscular depende de la información que envía el propio músculo a la médula a través de la fibra aferente. En la médula se produce un arco reflejo que provoca una respuesta que se transmite a través de la fibra eferente provocando una contracción muscular. Volviendo a la analogía con un sistema eléctrico, sería algo parecido a un Sixto de un calefactor que, cuando llega a una temperatura determinada, emite una orden para que el sistema se desconecte o se active en función de las necesidades.
¿Cómo puede desencadenarse una contractura cervical?
En nuestro cuerpo existen diferentes tipos de tejidos que pueden provocar respuestas de nuestros músculos.
Una irritación de una articulación o de una víscera, por ejemplo, puede provocar un fenómeno de actividad muscular que acaba siendo una contractura cervical.
También hay fenómenos químicos que pueden provocarla, por ejemplo, un acúmulo de ácido láctico o un déficit de aporte sanguíneo al músculo. Esto suele ser más frecuente en deportistas, pero no quiere decir que no afecte al resto de la población.
Asimismo, existe un factor decisivo en el aumento del tono muscular y, por lo tanto, en la hipertonía muscular que desencadena lo que llamamos contractura. Ese es el estrés.
En este sentido, podríamos diferenciar entre el estrés mecánico y el psicológico. El primero está relacionado con un exceso de carga de trabajo solicitado al músculo, mientras que el segundo se relaciona con situaciones en las cuales es el propio sistema nervioso el que entra en hiperactividad y acaba excitando a todo el sistema muscular.
¿Acaso nunca has notado cuando estás nervioso que tus músculos están más tensos? También has podido notar problemas digestivos, que tu corazón late más rápido, que tu respiración es más agitada o que se te seca la boca. Todos estos síntomas derivan del estrés, al igual que pueden hacerlo las contracturas cervicales.
El tortícolis y las cervicalgias agudas
Cuando hablamos de las contracturas cervicales en general, nos referimos a todos aquellos procesos agudos de hipertonía muscular que impiden el movimiento correcto de nuestra cabeza y nuestro cuello.
En este grupo podemos incluir dos tipos de procesos agudos:
- Aquellos que dependen del músculo esternocleidomastoideo (ECOM).
- Y los que dependen de las fibras superiores del músculo trapecio.
En general, estos dos músculos son los más afectados. Esto se debe a que dependen de la inervación de XI par craneal, el nervio espinal accesorio que, por tener un origen craneal, se encuentra directamente más afectado por los factores de estrés.
¿Qué es la contractura cervical conocida como tortícolis?
Aunque popularmente se le suele llamar tortícolis como un término femenino, en realidad tortícolis viene del latín y quiere decir cuello inclinado.
Se trata de un fenómeno de hipertonía del músculo esternocleidomastoideo que, por diversas causas que pueden proceder de cualquiera de los mecanismos que hemos citado anteriormente, mantiene al cuello en una posición de inclinación del mismo lado de la contractura muscular.
Curiosamente, el paciente se quejará siempre del lado opuesto, es decir, del lado que está estirado, y esto se debe a la «contractura excéntrica». Esta es la reacción tónica que va a tener el músculo sano frente al estiramiento que va a ocasionar el acortamiento inicial del patológico.
Por ejemplo, si nuestro músculo esternocleidomastoideo izquierdo esta contracturado, nuestro cuello se inclinará del lado izquierdo. Aun así, percibiremos el dolor del músculo esternocleidomastoideo derecho, que estará defendiéndose de el estiramiento. El movimiento del cuello será prácticamente imposible y el dolor se va a manifestar fundamentalmente en el esternocleidomastoideo derecho.
Es como si dos hombres estuvieran tirando cada uno del extremo de una cuerda. En este caso, la acción de tirar de la cuerda provoca una reacción de resistencia del hombre que se sitúa al otro extremo y ambos entran en una lucha de equilibrio.
Esta situación hace que el sistema entre en un colapso que se retroalimenta y del cual el paciente no es capaz de salir por sus propios medios. A este fenómeno neurológico le llamamos facilitación, y lo veremos con más detenimiento en nuestro artículo sobre las bases fisiológicas de la terapia manual.
Será necesario un acto terapéutico que rompa ese círculo vicioso establecido. Dicho acto terapéutico debe estar muy medido y bien dirigido a la estructura afectada, en este caso el músculo acortado. No hemos de dejarnos llevar por el dolor que muestra el paciente en el músculo afectado.
¿Cuáles son las causas del tortícolis?
Podemos encontrar que aparece por distintas causas. Las más frecuentes son:
- Malas posturas.
- Cambios bruscos de temperatura.
- Traumatismos.
- Estrés.
¿Cuál es el tratamiento más apropiado en un caso de tortícolis?
En primer lugar, debemos atender al músculo que se encuentra excéntrico; es decir, al que se encuentra estirado que, como hemos puesto en el ejemplo anterior, será el derecho.
Precisará de un tratamiento que resuelva el problema excéntrico y que se lleva a cabo mediante contracciones isométricas.
Una vez resuelto este conflicto, pasaremos a tratar el músculo afectado (en este caso, el izquierdo) con las técnicas convencionales.
- Masaje neuromuscular.
- Técnicas de inhibición.
- Técnicas de puntos gatillo.
- Y técnicas de estiramiento.
Además, se pueden utilizar técnicas de crioterapia aplicadas al músculo de forma previa al estiramiento. Este aspecto lo desarrollaremos más en profundidad en nuestro artículo dedicado a las aplicaciones terapéuticas de la crioterapia.
¿Qué es la contractura cervical conocida como trapezalgia?
La trapezalgia, como su propio nombre indica, hace referencia a los dolores generados por la hipertonía de el músculo trapecio.
En general suele ser unilateral y se acompaña de fenómenos irradiados a la cabeza, la espalda y la extremidad superior.
¿Cuáles son las causas de la trapezalgia?
Entre ellas, tenemos que destacar las siguientes:
- Malas posturas.
- Cambios bruscos de temperatura.
- Traumatismos.
- Estrés.
¿Cuál es el tratamiento que hemos de seguir en caso de contractura cervical a nivel del trapecio?
En este caso, podríamos decantarnos por:
- Masaje neuromuscular.
- Técnicas de inhibición.
- Técnicas de puntos gatillo.
- Y técnicas de estiramiento.
Además, y como ya hemos mencionado en el caso de los tortícolis, se pueden utilizar técnicas de crioterapia aplicadas al músculo de forma previa al estiramiento. Este aspecto le desarrollaremos en nuestro artículo dedicado a las aplicaciones terapéuticas de la crioterapia.
Otras contracturas cervicales
Evidentemente, casi todos los músculos del cuello se pueden ver afectados por una contractura cervical.
Aunque, generalmente, el esternocleidomastoideo y el trapecio son los más populares, lo cierto es que existen pequeños grupos musculares que tienen grandes implicaciones sobre los procesos de modificación de la curvatura cervical y, por lo tanto, sobre la restricción de movilidad de cabeza y cuello. Estos son:
- Suboccipitales posteriores.
- Suboccipitales anteriores.
- Los escalenos.
Todos estos fenómenos de contractura cervical suelen ir asociados a cefaleas, las cuales podemos determinar como de carácter tensional. También elaboraremos un artículo sobre las cefaleas y las migrañas para poder profundizar más sobre ello.