Un esguince de tobillo es una de las lesiones más frecuentes y conocidas entre la población general. Supone un desgarro o rotura de uno o más de los ligamentos de esta articulación.
Por eso, para poder comprender mejor lo que sucede en el organismo con esta lesión, es necesario conocer el tobillo más en profundidad.
¿Cómo es el sistema articular del tobillo?
Llamamos tobillo a la articulación que está formada por:
- La tibia.
- El peroné.
- El astrágalo.
- Y todo el sistema ligamentario.
También la llamaremos tibiotarsiana al estar formada por el contacto de las caras articulares de la tibia, que transmite el peso, y el astrágalo, encargado de repartirlo en tres direcciones. Estas direcciones son:
- Calcáneo o posterior.
- Escafoides o anterointerna.
- Cuboides o anteroexterna.
No podemos olvidarnos del peroné, que también forma parte de esta articulación. Desde el punto de vista articular, completa la “mortaja tibiotarsiana” junto con la tibia, pero no transmite peso.
El peroné es un importante soporte ligamentario y parte de la cadena estática del miembro inferior con la membrana interósea.
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¿Cómo es el sistema ligamentario del tobillo?
En primer lugar, debemos destacar que el sistema ligamentario del tobillo no está pensado para aportarle estabilidad . Su función es la de amortiguar los desplazamientos de la articulación tibiotarsiana durante la marcha.
Evidentemente, complementará la función estabilizadora, que se encuentra a cargo de los músculos largos que atraviesan la articulación, y se verá afectado en los traumatismos articulares, esguinces ligamentarios y tendinosos.
Este sistema ligamentario está compuesto por:
Ligamento lateral externo
Este está formado, a su vez, por tres fascículos:
- Peroneoastragalino anterior o ligamento anterior.
- Peroneocalcáneo o ligamento medio.
- Peroneoastragalino posterior o ligamento posterior.
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Ligamento lateral interno
El ligamento lateral interno está formado por dos capas:
- Profunda, formada por tres fascículos.
- Superficial, en forma de abanico (deltoideo).
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¿Qué es el esguince de tobillo y cómo se produce?
Ahora sí, llega el momento de hablar de este tipo de patología capsuloligamentaria del tobillo. Se trata de la lesión por traumatismo más frecuente del aparato locomotor en el deporte.
Diferenciamos dos tipos de esguince:
- Inversión: es el más frecuente y afecta al ligamento lateral externo.
- Eversión: resulta mucho menos frecuente y afecta al ligamento lateral interno.
En el primer caso, la lesión se produce generalmente por un traumatismo en varo que afecta a un número determinado de elementos dependiendo de su gravedad. Además, generalmente se propaga de delante hacia atrás:
- Ligamento peroneoastragalino anterior y parte anterior de la cápsula.
- Ligamento peroneocalcáneo.
- Cápsula y ligamento de la articulación subastragalina.
- Vaina de los peroneos.
- Fascículo posterior del ligamento lateral externo o peroneoastragalino posterior.
¿Cómo se clasifican los esguinces?
Dependiendo de dónde busques la información, vas a poder encontrar distintas clasificaciones. Aun así, la clasificación más clara de los esguinces de tobillo se establece de la siguiente manera:
- 1º grado o leve: distensión simple sin compromiso de la estabilidad ni lesión macroscópica (ausencia de hematoma y edema ocasional).
- 2º grado o moderado: ruptura del fascículo anterior y de la parte anterior de la cápsula tibiotarsiana.
- 3º grado o grave: ruptura de fascículos anterior y medio y a veces incluso de todo el ligamento. Ocasionalmente está asociado a lesiones óseas (peroné, 5º metatarsiano…) osteocondrales o capsulares e incluso tendinosas (peroneos laterales, extensor común de los dedos…).
Para un buen diagnóstico la primera prueba debe ser la radiológica, y esta no debe saltarse en ningún caso. El paciente puede ser el primer sorprendido en los casos de fisura o fractura sin sintomatología aparente.
¿Cuál es el tratamiento más apropiado en caso de esguince de tobillo?
En primer lugar, has de saber que la falta de atención en el esguince es tan perjudicial como los tratamientos que aceleran de forma antinatural la incorporación al ejercicio físico.
El hecho de no respetar los periodos de cicatrización de los tejidos provoca la laxitud ligamentaria, que acaba por dar lugar a la inestabilidad. Por tanto, aparecen el esguince crónico y, finalmente, la degeneración articular.
Una vez claro esto, el tratamiento del esguince de tobillo debe orientarse en base dos parámetros: la gravedad de la lesión y los periodos de cicatrización del tejido conjuntivo.
La gravedad de la lesión vendrá determinada por varios aspectos:
- El grado de afectación de los tejidos.
- El derrame sinovial.
- El sangrado.
- Etc.
Aun así, disponemos de medios para poder hacer una valoración de la gravedad de este en base a:
- Aparición de edema y cuánto ha transcurrido desde la lesión hasta la aparición de este.
- Aparición de hematoma: aunque este aspecto es tardío, nos muestra claramente la gravedad de la lesión.
Este periodo de cicatrización oscila entre las 3 y las 6 semanas, dependiendo de la gravedad del accidente.
No es lo mismo tratar a un deportista profesional o a un trabajador, que requieren de una incorporación lo más temprana posible a su trabajo, que tratar a una persona que pueda respetar los periodos de reposo.
En cualquier caso, nuestro tratamiento se dividirá en tres o cuatro fases o consultas, independientemente de que el paciente desee o no reforzarlo.
Fase aguda del esguince. Artritis traumática
Existe un periodo previo al tratamiento, que es la fase inflamatoria. Esta puede oscilar entre los 3 y 7 días.
Durante este tiempo, utilizaremos todo los medios para luchar contra la inflamación, la equimosis y el edema.
Por lo tanto, nuestra primera intervención irá encaminada a:
- Reducir el dolor.
- Reducir el espasmo muscular residual.
- Mejorar la circulación del miembro inferior.
- Estimular la regeneración de los tejidos.
- Descomprimir la articulación tibiotarsiana.
En esta fase el paciente no debe de hacer carga, a lo sumo contacto-presión, pero no carga total.
Fase subaguda
En esta fase vamos a orientarnos a:
- Evitar formación de adherencias.
- Estimular la regeneración de los tejidos.
- Rearmonizar las relaciones articulares.
En la primera consulta no podíamos averiguar la orientación del ligamento lateral externo ni de las articulaciones, puesto que el tobillo estaba edematizado, hinchado. Por eso, esto lo hacemos en la segunda consulta, porque la equimosis prácticamente habrá desaparecido, así como el edema.
En la primera consulta no podíamos averiguar el estado del ligamento lateral externo ni las articulaciones, puesto que el tobillo estaba edematizado, hinchado. Esto, lo hacemos en la segunda fase.
La equimosis prácticamente ha desaparecido, así como el edema, y el paciente ya puede comenzar a hacer carga progresiva.
A la hora de comenzar el tratamiento, primero tendremos que estudiar los ligamentos.
Debemos tener en cuenta que, en función de la gravedad del esguince, se verán afectados los fascículos anterior, medio y posterior del ligamento lateral externo.
Nuestra misión es:
- Averiguar cuántos fascículos están afectados y en qué nivel para poder afrontar su tratamiento.
- Evitar las adherencias.
- Estimular la proliferación de fibras colágenas que rellenen la cicatriz de una forma totalmente fisiológica que respete su funcionalidad y las propiedades mecanorreceptoras que poseen dichos ligamentos.
También investigaremos sobre las relaciones articulares:
- Articulación tibiotarsiana.
- Articulación subastragalina.
Y el resto de las articulaciones que puedan haberse visto afectadas, como, por ejemplo, el peroné, el escafoides, el cuboides y los metatarsianos.
Fase de recuperación
En esta fase, el paciente ya ha recuperado la deambulación y se trata de ir readaptándole para que pueda practicar su deporte o trabajo con las garantías de haber respetado las fases anteriores. De esta manera, no se mostrarán complicaciones por precipitación a la reincorporación de la actividad.
Técnicas regenerativas aplicadas a los ligamentos
Vamos a enfocarnos especialmente en dos técnicas de este tipo: el tratamiento perióstico y el de Cyriax.
Tratamiento perióstico
Se trata de un masaje rítmico inconexo aplicado en prominencias óseas.
El modo de aplicación es el siguiente:
- Se aplica una presión que se incrementa progresivamente durante entre 5 y 10 segundos.
- A continuación, se afloja progresivamente por un periodo de tiempo similar.
- Este ciclo se realiza durante 2 a 4 minutos.
- La aplicación se hace con los dedos o los nudillos.
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Tratamiento Cyriax
Esta técnica se realiza en el ligamento lateral externo del tobillo. ¿Cómo se lleva a cabo?
El paciente se coloca en decúbito supino (boca arriba) con el pie al borde de la camilla.
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El terapeuta se sitúa frente al tobillo a tratar. Con la mano externa fija el pie en ligera pronación en los casos agudos y en supinación forzada en los crónicos. Con la otra mano realiza la técnica 1 sobre el P.A.A. Peroneo Astragalino Anterior.
La técnica para el peroneocalcáneo es similar, pero sobre la estructura afectada.